Periodo periconceptivo
El periodo periconceptivo (el que precede a la concepción) es una muy buena oportunidad para planificar el embarazo en el mejor momento y en las mejores condiciones.
Hay que considerar que:
la salud de la mujer durante el embarazo depende en gran medida de su estado de salud antes de la concepción;
el periodo de mayor vulnerabilidad para el embrión son las 10 primeras semanas;
y que muchas mujeres no conocen su embarazo hasta pasadas las primeras semanas del primer trimestre, cuando los procesos esenciales del desarrollo fetal ya han tenido lugar.
Por todas estas razones el consejo médico durante el periodo preconcepcional constituye un aspecto importante y tiene especial relevancia para asegurar un buen estado de salud materna y del bebé durante la gestación.
Consulta preconcepcional
La consulta preconcepcional tiene como objetivo proporcionar información y orientación a la mujer y/o pareja antes del embarazo, corregir o eliminar factores de riesgo para la gestación y tratar enfermedades que puedan afectar a la evolución normal de un futuro embarazo.
Esta optimiza las condiciones sociales y médicas tanto maternas como paternas antes de la concepción y busca aumentar las posibilidades de un embarazo sano. La asistencia durante el periodo preconcepcional se considera que forma parte de la asistencia prenatal.
Es especialmente importante y recomendada para mujeres de edad avanzada, con abortos anteriores y otros antecedentes obstétricos, con antecedentes familiares de enfermedad genética, o para personas con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, obesidad, etc.
Sin embargo, también es conveniente para mujeres y parejas sin ninguna de las características mencionadas, pero que desean que el embarazo y la maternidad se den en un estado de salud óptimo y saludable.
Esta consulta es decisiva para la prevención de los defectos del tubo neural, malformaciones que están presentes desde el nacimiento y pueden deberse a factores previos como una insuficiencia de ácido fólico o vitamina B9.
La aportación de ácido fólico antes de la concepción y durante el primer trimestre de embarazo, junto a una alimentación rica de fruta y verduras, contribuye a reducir el riesgo de algunas malformaciones en el tubo neural como la anencefalia y la espina bífida.